Brindis González: “Yo le debo todo a la pizarra y le estoy muy agradecido

Natural de Benuza, en León, Brindis González Palla trabajó durante más de 40 años en el sector de la pizarra en Valdeorras, la mayor parte de ellos en Tres Cuñados. Curtido en este ámbito de actividad durante décadas, en el que también trabajó su mujer, tiene claro que Valdeorras es lo que es gracias a la pizarra y así lo deja claro en esta entrevista.

1.- ¿A qué edad comenzó a trabajar en el sector de la pizarra?

Comencé a trabajar con 16 años. Ahora tengo 73 años y llevo siete jubilado. Siempre trabajé en el sector de la pizarra, salvo tres años que estuve emigrado en Suiza

2.- ¿En qué empresa trabajó y durante cuántos años? ¿En qué localidad se encontraba la empresa? ¿A cuánto distaba de su domicilio?

Primero trabajé un año y unos meses en la empresa Pizarras Pérez, de Villadequinta. Después estuve en una empresa de un socio de Cupire Padesa, en Sobradelo. Finalmente acabé en Tres Cuñados, donde estuve 43 años. En esa época vivía en Casaio, donde están todas las pizarreras. Mi casa estaba a unos 5 o 6 minutos en coche de la empresa, unos dos kilómetros aproximadamente.

3.- ¿Cuáles eran las tareas que realizaba?

En Tres Cuñados empecé con los martillos abriendo la pizarra, como se suele decir. Después, estuve un tiempo trabajando a destajo. Cuando la empresa elevó el nivel de mecanización, hicieron una nave donde siguen actualmente (han ido ampliando con los años) y poco después de ir a esa instalación me hicieron capataz, puesto que ocupé casi 29 años, hasta que me jubilé.

4.- ¿Cómo era su relación con sus compañeros de trabajo? ¿Y con sus jefes?

Siempre tuve buena relación con todos, me sabía entender con mis compañeros. Yo siempre intentaba dar buenos consejos, especialmente a los nuevos. A veces venían chicos muy jóvenes porque no querían seguir estudiando y querían empezar a trabajar para ganar su propio dinero; las madres me pedían que les diera mucha caña, para ver si comprobando de primera mano lo dura que era la vida en la cantera conseguían que volvieran al colegio, pero yo lo que intentaba era darles buenos consejos.

Con los jefes creo que también tenía buena relación, supongo que si no fuera buena no habría estado tantos años. Tanto los jefes conmigo como yo con ellos nos entendíamos siempre muy bien.

5.- ¿Qué supone el ámbito de la pizarra para una zona como Valdeorras?

Una riqueza inmensa. Sin pizarra, Valdeorras no sería lo que es hoy y estaría como está gran parte de la provincia de Orense, con mucha emigración. Yo, a los pocos años de empezar a trabajar en la pizarra, emigré tres años a Suiza, de 1969 al 71, pero me quedaron amigos en Casaio con los que mantenía correspondencia y que me decían que en la pizarra se ganaba mucho dinero y me animaban a volver. En 1972, regresé a España a hacer el servicio militar y ya me quedé aquí trabajando otra vez en la pizarra.

6.- ¿Otros miembros de su familia han trabajado en el sector?

Mi mujer, que es del pueblo de Casaio, también trabajaba en el sector.

7.- ¿Cuántos años hace que se jubiló? ¿Mantiene contacto con sus antiguos compañeros de trabajo?

Me jubilé hace siete años. Con los compañeros mantengo contacto, al igual que con los jefes. Todos me aprecian, igual que yo a ellos. Creo que me fui dejando las puertas abiertas a todos, lo cual me satisface enormemente.

8.- ¿Volvería a trabajar en el sector? ¿Qué le ha aportado vitalmente?

Yo creo que sí. Era un trabajo duro pero también tuve la suerte de estar muchos años como encargado, que no es lo mismo que estar con el martillo abriendo la pizarra. Vitalmente me ha dado todo: empecé de la nada, me casé y toda mi vida se desarrolló en torno a la pizarra. Yo incluso tuve mi propia sociedad, una cantera junto con otros socios, desde 1985 hasta que me jubilé, y precisamente vendí mi parte a Tres Cuñados al jubilarme. Lo que quiero decir es que yo le debo todo a la pizarra y le estoy muy agradecido.